La tragedia ocurrida el pasado sábado 8 de noviembre en San Cristóbal, Bogotá, donde un taxi embistió a once peatones incluidos cuatro menores de edad, dos de ellos con muerte cerebral, se agrava al conocerse el historial del conductor y del vehículo involucrado.
La general Susana Blanco, directora de la Dirección de Tránsito y Transporte de la Policía Nacional, confirmó que el vehículo de servicio público acumulaba más de diez comparendos activos, revelando un patrón de incumplimiento de las normas viales. Las infracciones incluyen reincidencia por exceso de velocidad, parqueo en zonas restringidas y, de manera crucial, antecedentes por conducción en estado de embriaguez.
La imprudencia que llevó al fatal arrollamiento de la familia en el barrio La Sierra se produjo bajo tres condiciones de ilegalidad simultáneas:
1. Conducción en Estado de Embriaguez: El conductor, identificado como José Eduardo Chala, de 56 años, fue capturado en flagrancia y la prueba de alcoholemia arrojó Grado II de embriaguez.
2. Violación del Pico y Placa: La Dirección de Tránsito confirmó que el taxi tenía restricción de circulación el día del accidente, lo que agrava la responsabilidad del conductor.
3. Historial de Reincidencia: El vehículo circulaba a pesar de tener un amplio prontuario de infracciones, lo que pone en el foco la falta de efectividad de las sanciones previas para prevenir tragedias.
El conductor ya fue puesto a disposición de la Fiscalía, que le imputó cargos, incluyendo tentativa de homicidio y lesiones personales, mientras dos menores luchan por su vida en centros asistenciales.
