Cuidar la Democracia: Compromiso de Todos

Por Carlos Ordosgoitia Sanin
En el corazón de nuestra sociedad, los valores de libertad, justicia e igualdad ante la ley, son pilares fundamentales en la construcción de una auténtica sociedad democrática que requieren además, el respeto de los derechos humanos y la garantía de las libertades civiles básicas, generando un trato justo y equitativo a todos los ciudadanos sin discriminación por raza, etnia, sexo, entre otras. La democracia no solamente es una forma de gobierno; ante todo, es un compromiso colectivo que requiere el esfuerzo concertado de cada ciudadano y comunidad.
La educación es la pieza clave en este engranaje democrático. Solo a través de una enseñanza de calidad podemos formar ciudadanos responsables, conocedores de sus derechos y deberes. Además de ello, fortalecer el vínculo entre el sector público y privado es esencial para impulsar el crecimiento y generación de oportunidades, binomio perfecto que debe sustentarse en la responsabilidad social, la ética y la colaboración mutua.
El respeto a nuestras instituciones es innegociable. La Constitución, las leyes, las normas y la Fuerza Pública son pilares fundamentales que sostienen la estructura de nuestro país. El respeto hacia ellas debe ser inquebrantable, no solo por obligación, sino por convicción. Son estos elementos los que garantizan la protección de los derechos y libertades fundamentales de todos.
La implementación de políticas sociales efectivas y estables es vital. Políticas que deben ser adaptadas a las necesidades específicas de cada región, porque las soluciones deben ser tan variadas y acordes a las necesidades de cada comunidad. Solo así se logra una verdadera inclusión y equidad en el acceso a los recursos y oportunidades.
La seguridad es otro pilar esencial. Sin ella, la democracia pierde su sentido. Propiciar ambientes seguros es clave para garantizar la participación plena y libre de todos los ciudadanos, de los rincones más remotos del país hasta las grandes capitales.
El impulso de la academia, las agremiaciones, los colectivos ciudadanos, las minorías y las industrias es fundamental para el desarrollo de un pensamiento crítico y una economía sostenible. La investigación y el desarrollo deben ser fomentados bajo la óptica de crear un país más competitivo y conectado con el mundo.
Debemos tener en cuenta que en este camino hacia una democracia robusta, cada pequeño esfuerzo cuenta. La verdadera participación democrática comienza a nivel local y va escalando hacia el ámbito nacional, en un sistema interconectado de responsabilidades y derechos compartidos.
Como ciudadanos, debemos ser conscientes de nuestro papel y ejercerlo con integridad y determinación. Solo así, a partir del respeto y el cuidado de estos principios, podremos construir una democracia que perdure y mejore con el tiempo.
Cuidar la democracia es una tarea colectiva. Requiere un compromiso diario y personal de reconocer su importancia, para así aunar esfuerzos y trabajar juntos por un futuro más justo y equitativo, en el que se pueda asegurar regiones llenas de oportunidades para las generaciones venideras. En nuestras manos está el poder de escribir un nuevo capítulo en la historia de nuestro país, uno donde la esperanza se traduzca en acción y los sueños colectivos se transformen en realidad, cimentando así el legado de una democracia fuerte y una Colombia unida.