La paz y la guerra se disputan el Sur de Córdoba.

Un hijo del Sur de Córdoba, víctima de la violencia, que obtuvo en las urnas un mandato popular para consolidar la paz en los territorios, firmó en Puerto Libertador en su calidad de gobernador, la Ordenanza que implementa una Política Pública de Defensa de los Derechos Humanos.

Por: Oswaldo Marchena Mendoza.
@marchenojob

En un recuento de las 55 masacres en Colombia durante el año 2020 con corte a 8 de septiembre, elaborado por el Instituto de Estudios para el Desarrollo de la Paz, INDEPAZ, aparece referenciado el Sur de Córdoba con dos. El Observatorio de Conflictos, Paz y Derechos Humanos de INDEPAZ, entiende por masacre como el homicidio intencional y simultáneo de varias personas (3 o más) protegidas por el Derecho Internacional Humanitario (DIH) y en estado de indefensión, en iguales circunstancias de tiempo, modo y lugar.

Jamás pensó el hoy gobernador Orlando Benítez Mora, quien ha vivido en carne propia los embates de la violencia, que la vida le tenía programado buscar la redención del Sur de Córdoba, esa amplia zona de la geografía del departamento rica en recursos naturales, pero azotada por la pobreza, y desgarrada por una violencia enceguecida, donde conviven intereses sórdidos que han decorado de luto los hogares de las familias que habitan en esa región.

En el marco de la Semana de la Paz en Córdoba, y del Día Nacional de los Derechos Humanos, que se celebró en todo el territorio nacional, un hijo del Sur de Córdoba, víctima de la violencia, que obtuvo en las urnas un mandato popular para consolidar la paz en los territorios, firmó en Puerto Libertador en su calidad de gobernador, la Ordenanza que implementa una Política Pública de Defensa de los Derechos Humanos.

Casi que 24 horas después del aquel acto que significó una luz en el oscuro Sur de Córdoba, dos personas fueron asesinadas a bala en el barrio Villa Clemen del municipio de Montelíbano, entre ellos el líder comunal, Cristóbal José Ramos. Antes de los hechos, el presidente del Concejo de San José de Uré, Yoni Alexander Valdés García, resultó herido en medio de un atentado presuntamente para robarle el dinero que minutos antes habría retirado de una entidad bancaria en el mismo municipio. Al cierre de esta columna, se informó que se encontraba estable en un centro de salud de Montería.

Por mucho que la institucionalidad y la sociedad civil se la jueguen para tratar de espantar la violencia, pareciera que ese mal sigue enquistado en esos territorios. Es una disputa entre la guerra y la paz.
En ese acto público, Benítez Mora trazó la ruta que se debe abordar para comenzar la redención de los 5 municipios que confluyen en el Sur de Córdoba. El mandatario de los cordobeses señaló durante su intervención la necesidad de consolidar la paz en esos territorios y que Córdoba se convierta en un laboratorio de paz y de reconciliación social.

“Eso se logra con la convergencia de sectores sociales y de políticas públicas que no solo se queden plasmadas en un papel, sino que se logren ejecutar, con inclusión completa y verdadera, con presencia institucional, que no solo deba ser de orden militar, sino que debe ampliarse el radio de acción a todos los que tenemos capacidad de brindar ofertas, de cubrir vacíos, de saldar esa deuda social, de generar un nuevo comienzo, y de escribir un nuevo capítulo en nuestra historia”, subrayó.

Las desgracias en el sur de Córdoba aumentaron con la pandemia, pero la esperanza sigue viva en el alma de sus dirigentes. Las palabras del alcalde de Puerto Libertador, Eder Soto Cuadrado, llenas de angustias, pero repletas de fe, configuran un diagnóstico del día a día en la región, “Estamos mandando un mensaje claro: Nosotros ya no queremos volver a los momentos violentos, queremos dejarles a nuestros hijos territorios llenos de paz, pero paz de verdad”.

“Puerto Libertador es un espacio en donde todos podemos cohabitar en favor de los derechos humanos y por ende de la paz. Nosotros necesitamos alternativas para nuestros campesinos, brindarles las garantías para que muden de lo ilícito hacia lo lícito y para ello es importante el apoyo de nuestros congresistas, quienes pueden desde el Senado y Cámara de Representantes, hacer un trabajo fundamental por ellos”, afirmó, Soto Cuadrado.

“Nuestros jóvenes claman oportunidades de educación, y si nosotros como poder político administrativo no garantizamos apertura para ellos, si no le abrimos las puertas, de seguro que el mal tiene las puertas abiertas para nuestros jóvenes, y por eso es necesario que tengan educación técnica, tecnológica y universitaria, precisamente para que las grandes empresas que explotan los recursos naturales en la región no tengan la excusa de rechazarlos por el bajo nivel de estudios”, concluyó el alcalde de Puerto Libertador.

Todos saben en la región que las grandes multinacionales que llenan sus cuentas corrientes con los recursos naturales del Sur de Córdoba, les cierran las puertas a los nativos de esos municipios, con el lánguido argumento de falta de perfiles técnicos. Ahí debe jugar un papel preponderante la presencia de la Universidad de Córdoba en esos territorios, y es algo que está en la agenda del gobernador, Orlando Benítez y del rector, Jairo Torres Oviedo.

El FESPU empieza a pagar la deuda social.
Durante el evento en Puerto Libertador, Orlando Benítez, destacó la puesta en marcha del Fondo de Educación Superior para el Pueblo, FESPU, como una forma de empezar a pagar la deuda social con los jóvenes del departamento. Aproximadamente unos 3 mil estudiantes se beneficiarán con la primera convocatorio del fondo, y con ello se comenzarán a derrumbar los puentes que comunican a la delincuencia con los jóvenes. El FESPU es una de las recetas para comenzar la redención en el Sur de Córdoba.