Luis Fernando Ballesteros: la fuerza del territorio que marca un nuevo rumbo político en Córdoba

Por: María Alejandra Aristizábal Paredes
La consulta del Pacto Histórico dejó un mensaje contundente: las regiones ya no quieren ser espectadoras del poder, sino protagonistas del cambio. En Córdoba, ese mensaje se expresó con una votación histórica a favor de Luis Fernando Ballesteros, a pesar de las barreras, la reducción de mesas de votación y los intentos por mantener vivo un sistema político basado en el clientelismo y la compra de votos.
Un pueblo que votó a pesar de los obstáculos. El 26 de octubre, Córdoba fue testigo de una jornada electoral llena de contrastes: entusiasmo ciudadano, largas filas y, al mismo tiempo, enormes dificultades para ejercer el voto. En varios municipios del departamento se registró una reducción significativa de mesas de votación, especialmente en zonas donde el Pacto Histórico tiene un fuerte arraigo popular.
Hubo lugares en los que más de 3.000 personas debían votar en apenas dos mesas, generando retrasos, inconformidad y, en algunos casos, desmotivación entre los votantes. Aun así, la respuesta ciudadana fue ejemplar. Las comunidades esperaron durante horas, demostrando que la voluntad popular es más fuerte que cualquier intento de obstaculizarla.
En medio de esas irregularidades, también se reportaron prácticas asociadas al clientelismo y a la compra de votos, males estructurales que siguen afectando la pureza del proceso democrático en muchas regiones del país. En Córdoba, sin embargo, la fuerza ciudadana mostró que existe una nueva generación de votantes dispuesta a romper con esas viejas costumbres políticas.
El resultado es la mejor evidencia: Luis Fernando Ballesteros logró una de las votaciones más altas del país para la Cámara de Representantes, convirtiéndose en cabeza de lista por Córdoba y demostrando que cuando el pueblo decide participar, la maquinaria no puede imponerse sobre la conciencia.
Una campaña que nació en el corazón del territorio. La campaña de Ballesteros fue el reflejo de una política distinta, Su estrategia no se basó en favores ni en prebendas, sino en presencia, diálogo y pedagogía. Recorrió veredas, corregimientos y cabeceras municipales llevando un mensaje de transformación, esperanza y dignidad.
Cada encuentro fue un acto de reconocimiento mutuo entre un candidato que conoce el territorio y una ciudadanía que reclama ser escuchada. Por eso, su victoria no se explica desde la estructura, sino desde la legitimidad. Ballesteros no le habló al poder: le habló al pueblo.
En este proceso, Yaleni Mazón, Alexander Mendoza y José Óscar Correa desempeñaron un papel clave. Su liderazgo político y organizativo fortaleció la estructura departamental del proyecto, garantizando la articulación territorial, la movilización ciudadana y la transparencia del proceso electoral.
Cada uno de ellos, desde su compromiso y capacidad de gestión, se convirtió en un pilar esencial para que el mensaje de cambio del Pacto Histórico llegara a cada rincón de Córdoba y, especialmente, a Montería, donde el liderazgo de Yalenis Mazón fue decisivo para consolidar el respaldo ciudadano.
El contexto nacional: el Pacto Histórico se consolida desde las regiones.
El éxito de Luis Fernando Ballesteros en Córdoba se enmarca en un proceso nacional de fortalecimiento del Pacto Histórico, movimiento que hoy representa la voz del cambio democrático en Colombia. Las regiones, y especialmente las históricamente marginadas, se están convirtiendo en los nuevos centros de la discusión política.
Córdoba es un ejemplo de ello. La articulación con figuras nacionales como el senador Alberto Benavides y el precandidato presidencial Iván Cepeda evidencia que los liderazgos locales tienen un papel esencial en la construcción de un proyecto de país más justo y participativo. Desde el Caribe, se empieza a gestar un nuevo tipo de representación: honesta, consciente y profundamente territorial.
Una agenda de justicia social y democracia real.
La propuesta política de Ballesteros es clara y coherente: reforma agraria integral, redistribución equitativa de los recursos públicos, fortalecimiento de la economía popular y defensa de la educación y la salud como derechos fundamentales.
Su compromiso no es con los poderosos, sino con la gente común. Con los campesinos, los jóvenes, las mujeres y los trabajadores que han sostenido este departamento con esfuerzo y esperanza. En un contexto donde la política tradicional se aferra al clientelismo, su mensaje representa una ruptura ética y una alternativa real para el futuro.
El mensaje que Córdoba le envía al país: La jornada del 26 de octubre dejó en evidencia dos modelos de política, el que compra conciencias y el que conquista corazones. En medio de mesas insuficientes, de intentos de manipulación y de prácticas clientelistas, miles de cordobeses decidieron votar libremente. Y al hacerlo, enviaron un mensaje poderoso: el cambio no se detiene.
Luis Fernando Ballesteros encarna esa resistencia democrática. Su triunfo no solo es el resultado de una elección; es el reflejo de una conciencia ciudadana que crece y se fortalece. Es la prueba de que la esperanza puede más que el dinero, y de que la organización popular puede derrotar la maquinaria cuando actúa con convicción.
Córdoba habló, y su voz resonó en todo el país. Lo que ocurrió este 26 de octubre no fue una elección cualquiera: fue un punto de partida. Un antes y un después en la historia política del departamento y del Pacto Histórico.
Porque la política del futuro ya comenzó, y está naciendo desde los territorios.
Por: María Alejandra Aristizábal Paredes
Jefa de Prensa.
