PULSO A LA DEMOCRACIA

Por: Marcos Daniel Pineda García
Para que un estado sea verdaderamente democrático, no es suficiente llevar a cabo elecciones populares, también es necesario garantizar el derecho a la oposición, a la libertad de opinión y el respeto de la independencia de los poderes públicos.
El presidente Gustavo Petro fue elegido por más de 11 millones de colombianos que le confiaron su voto, pero haber ganado las elecciones no significa que tiene un cheque en blanco y mucho menos que su programa de gobierno se haya incorporado automáticamente al ordenamiento jurídico del país. Para que su gobierno pueda llevar a la práctica muchas de las propuestas legislativas que planteó, estas deben primero pasar por el Congreso de la República, elegido igual que él, legítimamente por más de 18 millones de colombianos.
El Gobierno nacional en un afán inusitado, tal vez no ha entendido las funciones de los poderes públicos contenidas en nuestra Constitución. ¿Por qué imponer a las malas y a las carreras las reformas que propuso Petro durante su campaña? Colombia, afortunadamente, es un país democrático con separación de poderes.
Es necesario entender la composición política del poder legislativo. Además del Pacto Histórico, hay otras bancadas elegidas popularmente con asiento en el Congreso de la República, que pensamos distinto y vemos la realidad nacional y sus posibles soluciones desde otra óptica. Todos estamos en la disposición de trabajar para sacar adelante las reformas que busquen solucionar los problemas estructurales de los colombianos, siendo vigilantes de la estabilidad jurídica, económica y social del país.
En ese sentido, los miembros del nuevo gabinete, menos plural que el anterior, tienen el reto de tener un espíritu más conciliador y menos intransigente que sus antecesores, entendiendo que en un Congreso democrático nada se impone, las ideas se dialogan, se discuten y se concertan y en caso de no lograr las mayorías, se niegan, y eso también es democracia.
No hay lugar para radicalismos, no se puede pretender que por ser partidos de coalición, seamos notarios de todo lo que presente el ejecutivo. Esto no se soluciona con discursos incendiarios, sino entendiendo que somos una sociedad civilizada y un país democrático, donde todas las opiniones cuentan y deben ser escuchadas.
A mis compañeros del Partido Conservador, los exhorto y motivo a buscar la independencia, que nos permita seguir disertando, defendiendo nuestros principios, sintonizados con el sentir ciudadano y aportando con nuestro trabajo a la construcción de un mejor país.